Siempre apunto.

domingo, 24 de junio de 2012

Hablamos de realidad.

Ella, una chica ingenua e idiota, caminaba descalza por el frío mármol de su habitación. Mientras otras chicas pensaban en qué ponerse esa  noche, ella sufría por no saber que CD de música poner para relajarse. Tumbada en su cama, y un disco de rock girando en la mini-cadena, se puso a pensar en como sería su vida de haber tenido más valor, más iniciativa y menos vergüenza. Se imaginaba mundos fantásticos, paralelos a su vida, con historias diferentes y con otro sentido. Convirtió su habitación en un castillo de sueños y fantasías. La melodía del rock 'nd roll la evadió y la llevó a un mundo alternativo, un mundo dónde perfectamente, ella podía ser una estrella, y brillar más que todo el firmamento. El flexo, se convertía en un gran foco, su cama en un escenario, y ella, en medio de ese escenario, con el foco señalándola a ella e iluminándola como las estrellas iluminan a los planetas y satélites, derrochaba toda su energía en cada nota, en cada melodía que surgía de su voz. Empezaron a aparecer espectadores a pie de cama, saltando y gritando, alegando que ella era su ídola. Ella miró hacia la puerta, esperando que el chico con dilataciones y tatuajes, con una guitarra colgada, apareciera, pero entonces el foco se apagó, el escenario desapareció, los espectadores se esfumaron uno a uno, todo eran fantasías. Pasó por alto que en el rock, como en la vida real, los príncipes no existen, ni con tatuajes ni peinados con la raya al lado, ni con piercings ni con camisas de burberry, ni empleados de McDonald's ni estudiantes de Medicina, ni con pantalones con mil agujeros ni con bermudas y mocasines. Despertó de su fantasía y volvió a ver la triste realidad, el abismal pozo en el que se encontraba, y cada una de las lágrimas derramadas en su almohada. Estaba sufriendo, pero nadie lo veía, todo el mundo la abandonaba, todos emigraban, como las gaviotas, a unas tierras mejores. Y al fin y al cabo solo le quedaba eso, un disco de rock 'nd roll girando en una mini-cadena, una camiseta de uno de sus grupos favoritos y ella, su mejor amiga, su fiel compañera, aquella que con solo acariciar sus cuerdas, era la única que conseguía arrancarle una sonrisa  a aquella chica inguenua e idiota.

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