Ha vuelto a crecer,
la niña con miedo al abismo ha vuelto a creer.
Subida en lo más alto de la colina,
ha gritado a los cuatro vientos,
a pulmón abierto,
y a sonrisa preciosa
que le vuelve a doler la barriga
de reír a carcajadas,
y de guerras de cosquillas.
Se ha roto las ojeras
y ahora trasnocha porque le da la gana.
La gana de besar
y acariciar con sus pestañas
la comisura de sus labios
que forman la autopista
hacia el acantilado más empinado
donde van a parar los besos
con los que eriza su piel
y donde susurra a sus huesos
que está
loquita de amor por él.
Hola Aitana. Me he llevado una gran alegría al entrar en tu blog y ver que habías escrito una nueva entrada (había perdido la esperanza de que volvieras a escribir en tu blog). Pero la alegría ha sido doble ya que lo que has escrito transmite que un gran optimismo. De todas maneras pienso escribirte, como todos los años, por navidad para desearte todo lo mejor para el próximo año. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Aitana. Un año más, el seguidor número uno de tu blog te escribe para desearte unas felices fiestas. La verdad es que con el tiempo que estamos teniendo estos días más que diciembre parece abril o mayo. Y es que me temo que, a este paso, vamos a tener que celebrar el año nuevo en la piscina y en bañador. Como siempre, mis mejores deseos para el próximo año 2016. Un fuerte abrazo de parte de Watson.
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